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Familia y Herencia


           marco de protección de los hijos afines, e incluye dentro de las cargas
           matrimoniales, su sostenimiento, aun cuando estos no formen parte de
           la familia reconstituida, en el sentido de que no convivan con ellos. Todo
           gasto en que incurra un progenitor en la formación o educación de sus
           hijos, convivan o no con él, son a cargo de la comunidad matrimonial
           de bienes, sin derecho a reembolso por el otro cónyuge. Pero hasta ahí
           la protección, en ningún otro precepto del Código de Familia se alude al
           hijo afín. El está ahí, pero en una visión fantasmagórica.

             El Código de Familia está diseñado de una manera tal que la familia
           que se protege es en esencia la familia nuclear, cuyos lazos familiares
           consanguíneos se mantienen, como es lógico, más allá de la ruptura
           marital. El padre o madre afín están en el seno de la familia reconstituida,
           pero los unos y la otra son fantasmas para la visión del legislador cubano.
           A su tenor, nada pueden reclamar los padres o madres afines, ni tampoco
           los hijos afines. Unos y otros viven inmerso en una madeja de relaciones
           parentales, afectivas, sociales, educacionales, de salud, pero las que al
           parecer al Derecho le resultan ajenas. Sin dudas, un tema neurálgico
           que el legislador del nuevo anteproyecto de Código de Familia en el
           que hoy se trabaja ha de tener muy en cuenta en aras de poner a tono la
           realidad socio-familiar cubana con el Derecho regulador de la materia,
           pues tal asintonía hoy resulta incomprensible. Reitero que, un Código
           de Familia debe tener vocación universal, tutelar las diversas formas
           familiares elegidas por las personas, en las que hoy día las familias
           reconstituidas o ensambladas ocupan un lugar nada desdeñable de la
           población del país. La clásica figura de la madrastra o del padrastro han
           dejado de formar parte de la literatura juvenil para ser hoy día parte de
           nuestra realidad familiar, a las que también se les profesa afecto, cariño,
           comprensión, porque muchos han crecido a su lado o en rol diferente,
           han educado y formado a los hijos de su pareja, sin distingos de ninguna
           clase con los hijos comunes. La presencia de una madre o de un padre
           afín no necesariamente tiene que representar el lado oscuro de los afectos
           y de los recuerdos de la infancia o de la adolescencia. Ellos también han
           desempeñado un importante papel en la formación de valores de los hijos
           afines, en las distintas etapas de la vida.

             6. Familia ensamblada y sucesión ab intestato: ¿Una quimera?
             Tengo que reconocer que la proposición que traigo en esta oportunidad,
           no deja de ser osada, riesgosa y sujeta a crítica, pero no temo a ello


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